¡Somos hijos bastardos de esta mierda! el mal ya está hecho y el virus se propagó en nuestros corazones; el espíritu castrado está.
nuestro imaginario corrupto quedó tras la moralización que, como un vil experimento, fue practicada subliminalmente sobre la ingenuidad de nuestro inconsciente.conceptos e ideas, prostituidos todos; extraviado el amor tras las directrices de los prejuicios; tergiversado el significado de la amistad; perdida la magia tras laberintos de razones; escasa la sabiduría en abundancia de la información; podridos los órganos intoxicados por sustancias radioactivas; la bella locura quemada fue por una demencial drogadicción; empacada al vacío, al vacío fue a dar la verdad; esclava la naturalidad de la belleza de una vanidad artificial; el sexo, un producto tras las vitrinas; dios muerto y su rostro inmortalizado en unamoneda; sometida la tierra por el concreto se desangra sobre sus propios escombros; tras los barrotes de la televisión presa la consciencia; subyugado el tiempo por la economía neoliberal; silenciado el pensamiento crítico por el terrorismo estatal; canjeados los sueños por la comodidad material; muerta la honestidad, asesinada a sangre fría por la ambición; ante el poder arrodillada la lealtadoculta tras la mentira la sinceridad; esteril la creatividad, ausente la imaginación; en el olvido el ocio; ocupado el puesto de la tranquilidad.
En el frenético instante del tortuoso ahora, impera en todo lado la desesperación y la preocupación se mimetiza tras el desconsuelo de una sonrisa de cristal que se rompe con las lágrimas de plomo.
Desahuciada el alma calla su desdicha y mientras afuera el mundo se desmorona en la paradoja del progreso, el triste final se desenvuelve en medio de la comedia.
Y tú ¿Qué piensas hoy hacer?
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