Somos contrarios a toda ideología suya, a toda forma de vida que se base en el desprecio mordaz a la naturaleza, a sus valores y principios de moral diseñada para silenciar el espíritu. Somos contrarios a su afán por amar ejércitos, a sus leyes desiguales y autoritarias, a su astigmática fé en el crecimiento económico y tecnológico, a su porvenir fundamentado en la comodidad, a su imperio multinacional esclavista, a su indiferencia social, a su mediocre y engañosa educación promotora de ignorancia y servidumbre, a su religión excluyente y represora que infunde temor antes que fé, a sus modelos de belleza irreales, al consumismo y los centros comerciales que comercian con vanidad, a su vida nocturna de fiestas selectivas y para nada cultural, a la cultura mafiosa y sus lava perros que trafican con la muerte, a sus transgénicos monocultivos, a sus sabores artificiales, a su colonialismo oculto tras el turismo, a sus fronteras, a sus banderas, sus escudos de armas, sus himnos, los monopolios sostenidos por el linaje, sus prejuicios, sus juicios, su objetividad y su lógica irracional, su escepticismo para con la magia, su deprimente estética arquitectónica. Repudiamos su espiritualidad reciclada, sus metálicos corazones, sus mal empleadas redes sociales, su dependencia al celular. Renegamos de su frenética concepción del tiempo, de su etiqueta, de sus modales, de lo que ustedes entienden por amor, amistad, lealtad, orgullo, dignidad, sinceridad, revolución, evolución, justicia. Somos contrarios a toda construcción simbólica y material de una sociedad enferma que tilda de loco y estigmatiza de subversivo a todo aquel que, en su libre naturaleza, desnuda su barbarie.
La intención es únicamente invitar a que indigesten las entrañas de este sistema tiránico que congelados nos tiene los sentidos.
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