No se en que momento el amor y yo terminamos en una eterna disputa. O es él, o soy yo. Pero juntos... juntos no podemos estar.
Como si fuera poco, la felicidad tiende a darme la espalda en los momentos en que menos la necesito y a diferencia de lo que muchos pensarían, es lo peor que ese anhelado sentimento puede hacerme, porque siendo así, crece la abstinencia en los momentos en los cuales más la necesito.
Así que ni el amor ni la felicidad pasan por el barrio de mi corazón, su ruta se desvió en la esquina anterior... Habrá que ir a sentarse en esa esquina un rato hasta verlos pasar de nuevo.
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